NCh 819: Potenciando y promoviendo el uso de la madera impregnada


A través de tratamientos que aumentan su durabilidad al otorgar protección contra organismos descomponedores, la madera impregnada logra extender su vida útil, dejando atrás diversos temores sobre su uso en construcción.

 Proceso industrial de impregnación de preservantes químicos en la madera mediante autoclave

El uso de madera en construcción ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas. Según cifras recabadas por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, los permisos de edificación solicitados para construir con madera aumentaron de un 12% a casi un 20% entre 2002 y 2017. Gracias a esto, se ha convertido en el segundo material más usado en nuestro país para construir viviendas, mayormente en baja altura y sistemas híbridos.

A pesar de este aumento, aún debemos trabajar culturalmente para poder alcanzar las cifras de utilización de grandes productores de madera en el mundo, tales como Canadá y Austria. En parte, esto se debe a los temores que la sociedad mantiene respecto de la madera y su aplicación, además del desconocimiento sobre las soluciones que la investigación ha sido capaz de desarrollar.

En este sentido, una de las áreas más cuestionadas por estas dudas es su durabilidad, dado su origen vegetal. Sí bien es cierto que el pino insigne (Pinus radiata), madera más usada en el país y clasificada como poco durable con una vida útil en contacto con el suelo que oscila entre los 18 y 24 meses, ya se cuentan con tecnologías para extender este tiempo hasta por encima de los 50 años.

Esta tecnología es la impregnación de preservantes químicos en la madera, a través de un proceso industrial que permite la entrada y permanencia de los productos al interior de ella, otorgándole protección contra organismos descomponedores como hongos e insectos xilófagos.

La madera se considera preservada cuando es sometida al proceso de impregnación al interior de un autoclave, un cilindro de gruesas paredes metálicas y cierre hermético pensado para trabajos que requieran alta presión. En este ambiente, el preservante es introducido en la madera a través de metodologías de vacío-vacío o vacío y presión, las que varían según el tipo de producto.

La impregnación de la madera debe cumplir con los requisitos de la norma chilena NCh 819 en cuanto a tipos de preservantes a utilizar y a la penetración y retención de éstos, lo que  está establecido desde los años 90s en la Ordenanza General de Urbanismo y Construcción (OGUC). Del mismo modo, esta normativa define las clasificaciones de riesgo de las maderas según uso y agente biológico de deterioro.  En el caso de la madera de pino insigne, clasificada dentro de las de baja durabilidad natural, la norma establece que para ser utilizada en construcción ésta debe ser impregnada.

La creación de esta y otras medidas a lo largo de los últimos 30 años ha sido clave para impulsar el uso de la madera preservada, gracias al control y trabajo que se ha aplicado a su cumplimiento. Esto se ha traducido en un claro ascenso en el uso de la madera en construcción, permitiendo derrocar uno de los mitos más influyentes respecto al material.

 

Sello de sustentabilidad y liderazgo en el mercado

Chile es un productor mundialmente reconocido de madera, que cumple con altísimos estándares de calidad en sus procesos. Esto lleva a que nuestro país genere grandes cantidades de madera, tanto para el mercado externo como interno. Sin embargo, esto no se traduce en una amplia oferta de maderas impregnadas disponibles, o que cumplan en su totalidad con los estándares instaurados en 1992.

En cifras del joint venture chileno-norteamericano Arxada Quimetal, Chile produce alrededor de 500.000 m3 de madera aserrada para usos estructurales anualmente, pero apenas 50.000 m3 son impregnados (10%). La oferta disponible en el mercado se divide exponencialmente entre madera impregnada pero no seca, y seca pero sin procesos de impregnación ni clasificación estructural. Esto obliga a que la única madera disponible que cumple todos estos requisitos sea realizada a pedido.

Disminuir esta brecha es uno de los objetivos por los que Arxada Quimetal participa activamente en espacios para impulsar y avanzar en el desarrollo de la construcción con madera, siendo socio del Centro UC de Innovación en Madera desde la década pasada, y ahora formando parte de su nuevo proyecto de centro basal, el Centro Nacional de Excelencia para la Industria de la Madera, CENAMAD.

En palabras de la empresa, Arxada Quimetal es parte de estas instancias colaborativas con el fin de “aportar conocimientos técnicos y operativos en el desarrollo de programas para el mayor uso de madera en la construcción en Chile”. Este objetivo se alinea, a su vez, con la idea en la que se basa la creación de este joint venture, surgido de la mano de Arxada, a través de Arch Wood Protection Inc, y Quimetal Industrial S.A

Otro paso que la empresa busca llevar hacia el uso de preservantes es un “sello de sustentabilidad” a través de la madera impregnada. Según su visión, la preservación de la madera apunta y se sustenta de la teoría de las 3 R: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

El reducir comprende una menor necesidad de nuevas maderas gracias a la extensión en su vida útil que permiten los químicos, a lo que se une la reutilización, ya que una madera impregnada puede volver a usarse, aunque se termine el ciclo de su edificación, mientras se mantenga en un buen estado. Finalmente, el reciclaje apunta a los usos que la madera puede seguir teniendo a pesar de haber perdido sus cualidades estructurales, pudiendo pasar a formar parte de otros elementos constructivos como terrazas, puertas y ventanas, jardinería etc.

Para alcanzar este objetivo, Arxada Quimetal ha acuñado el concepto: Madera WOLMANIZED ®, que abarca madera preservada con los productos WOLMAN ®, incorporando al ya tradicional Wolman ® CCA el producto WOLMAN ®E (µCA-C). Este preservante en base a cobre y azoles incluye en su formulación partículas de cobre que son una milésima parte de un milímetro y consecuentemente no requiere ser disuelto para que penetre la células de la madera. A esta innovación se suman otros grandes desarrollos, como la producción de un preservante libre de activos metálicos (WOLMAN ® AG), orientado a proteger maderas para aplicaciones residenciales.

Estos son sólo algunos de los productos que conforman la batería de preservantes que ha puesto esta empresa en el mercado chileno orientado a la madera para la construcción y que han sido creados y probados en países expertos en el uso de este material como Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelandia.

Conoce más sobre el trabajo de Arxada Quimetal en su sitio web, y de su labor junto a CIM UC en su página de socio. También descubre sus múltiples materiales de apoyo en el tema de la preservación en madera, y mantente al día de las tendencias en el mundo de la construcción en madera en nuestro sitio web y perfiles de Facebook e Instagram.