Imagen gentileza de la Escuela de Ingenieria UC
Un tornado en pleno otoño, con ráfagas capaces de destruir techumbres y derribar muros, sorprendió a Puerto Varas el 25 de mayo y afectó a cerca de 250 viviendas. Aunque fenómenos de este tipo son poco frecuentes en Chile, su ocurrencia reciente en distintas localidades ha vuelto a poner en primer plano la necesidad de revisar cómo se diseñan y construyen las viviendas para resistir vientos de alta intensidad.
Este mismo desafío ha sido objeto de investigación en otros lugares del mundo. En esa línea, Diego Valdivieso y Pablo Guindos, académicos colaboradores del Centro UC de Innovación en Madera (CIM UC), participaron en el estudio “Potential for mitigating hurricane wind impact on informally-constructed homes in Puerto Rico under current and future climate scenarios”.
La investigación analizó cómo reforzar viviendas informales de madera en Puerto Rico, expuestas a huracanes actuales y proyectados. Las condiciones de vulnerabilidad estructural observadas en ese contexto permiten extraer lecciones aplicables a realidades como la chilena, donde algunas construcciones enfrentan riesgos similares frente a vientos intensos.
Lecciones desde Puerto Rico
El estudio desarrolló modelos estructurales basados en levantamientos en terreno y evaluó el efecto de intervenciones de bajo costo y fácil implementación. Los resultados mostraron que reforzar las uniones entre techumbre y muros es la medida más efectiva para reducir el riesgo de colapso, incluso frente a escenarios futuros con huracanes más intensos.
Otras mejoras clave incluyen disminuir la separación entre elementos estructurales del techo, utilizar fijaciones mecánicas más resistentes y optimizar la geometría de la cubierta. Según los autores, estas acciones pueden elevar el desempeño estructural a niveles cercanos a los de construcciones formales, sin rediseños completos ni inversiones mayores.
El diseño, no el material
En una entrevista con el Departamento de Ingeniería y Gestión de la Construcción UC, Valdivieso subrayó que el material no es el factor decisivo en el daño:
“Ese es un prejuicio muy común, pero errado. Si se diseña y construye correctamente, la madera puede resistir vientos extremos, tal como en Estados Unidos existen estructuras capaces de enfrentar tornados de categoría F2”.
El académico aclaró, sin embargo, que esta resistencia tiene límites: cuando el vórtice de un tornado impacta directamente sobre una vivienda, las solicitaciones pueden ser tan severas que incluso construcciones reforzadas pueden verse comprometidas.
La experiencia de Puerto Varas refuerza esa afirmación. Para el académico, el problema radica en fallas de diseño y detallamiento constructivo, como techos mal conectados a muros, fijaciones insuficientes o geometrías menos eficientes frente al viento. “Si solo se fija mejor la cubierta y no se refuerzan las uniones clave del sistema estructural, la falla puede ocurrir de igual forma”, señaló en la misma entrevista.
Recomendaciones prácticas
En esa conversación, Valdivieso planteó medidas concretas, respaldadas por el estudio, que pueden aplicarse tanto en la reconstrucción de viviendas afectadas por el tornado como en zonas expuestas a vientos intensos:
- Reforzar uniones críticas entre techo, muros y fundaciones, utilizando tornillos en lugar de clavos y reduciendo la separación entre fijaciones.
- Preferir cubiertas a cuatro aguas, que distribuyen mejor las cargas de viento que las de dos aguas.
- Retirar objetos sueltos y manejar el arbolado cercano para reducir riesgos de proyectiles.
- Instalar tensores temporales en techos para prevenir su levantamiento, técnica usada en zonas expuestas a huracanes.
Prepararse para múltiples amenazas
La investigación en Puerto Rico y los daños recientes en Puerto Varas apuntan a una misma conclusión: mejorar la resistencia de las viviendas frente al viento es posible y no siempre requiere grandes inversiones.
Valdivieso destacó que, aunque Chile posee una sólida cultura sísmica, es necesario ampliar la preparación a otras amenazas naturales:
“Una construcción resiliente no solo debe sobrevivir al evento. Debe permitir que las personas puedan retomar su vida al día siguiente”, afirmó en la entrevista.
El académico enfatizó, además, que si bien en Estados Unidos existen construcciones de madera capaces de resistir tornados de categoría F2 gracias a un diseño estructural adecuado, en Chile aún se requiere desarrollar estudios locales con foco específico en tornados, que permitan adaptar las soluciones a nuestra realidad constructiva y territorial.
Estudio completo aquí:
https://madera.uc.cl/publicaciones/articulos-en-revistas/potential-for-mitigating-hurricane-wind-impact-on-informally-constructed-homes-in-puerto-rico-under-current-and-future-climate-scenarios
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